Pregunta: “�Qu� significa la falta de arrepentimiento? �Qu� significa ser una persona que no se arrepiente?”

Respuesta:

topreadz.com/Espanol Pregunta: “�Qu� significa la falta de arrepentimiento? �Qu� significa ser una persona que no se arrepiente?” Respuesta: Una persona que no se arrepiente sabe que ha pecado y se niega a pedir perd�n a Dios o a apartarse del pecado. Una persona no arrepentida no muestra ning�n remordimiento por su maldad y no siente…

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Pregunta: “�Qu� significa la falta de arrepentimiento? �Qu� significa ser una persona que no se arrepiente?”

Respuesta:
Una persona que no se arrepiente sabe que ha pecado y se niega a pedir perd�n a Dios o a apartarse del pecado. Una persona no arrepentida no muestra ning�n remordimiento por su maldad y no siente la necesidad de cambiar. La falta de arrepentimiento es el pecado de permanecer voluntariamente en el pecado.

El arrepentimiento es un cambio de mente que resulta en un cambio de acci�n. El arrepentimiento lleva a la vida (Hechos 11:18), y es una parte necesaria de la salvaci�n. Dios ordena a todos que se arrepientan y tengan fe en Cristo (Hechos 2:38; 17:30; 20:21). Por lo tanto, la falta de arrepentimiento es un pecado grave con consecuencias nefastas. Los que no se arrepienten viven en un estado de desobediencia a Dios, sin prestar atenci�n a Su llamado de gracia. Estas personas permanecen sin salvaci�n mientras no se aparten de su pecado y acepten el sacrificio de Cristo en la cruz.

El rey Salom�n, el hombre m�s sabio que jam�s haya existido, escribi�: “El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente ser� quebrantado, y no habr� para �l medicina” (Proverbios 29:1). Ser de dura cerviz es tener un esp�ritu terco y obstinado que hace que uno no responda a la gu�a o correcci�n de Dios. Ser de dura cerviz es, por definici�n, alguien no arrepentido.

El ap�stol Pablo advirti� de las consecuencias de la falta de arrepentimiento: “Pero por tu dureza y por tu coraz�n no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el d�a de la ira y de la revelaci�n del justo juicio de Dios, el cual pagar� a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulaci�n y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo” (Romanos 2:5-9; cf. Salmo 62:12). Hay un juicio que viene. Los resultados de la justicia ser�n hermosos, pero las consecuencias de la falta de arrepentimiento ser�n severas.

El libro del Apocalipsis muestra lo habituado que puede estar el pecador con el pecado. Durante la tribulaci�n, despu�s de tres juicios diferentes de Dios, los imp�os seguir�n sin arrepentirse, a pesar de su gran sufrimiento (Apocalipsis 9:20-21; 16:8-11). La tragedia es que, aun cuando algunas personas est�n experimentando las horrendas consecuencias de su pecado, continuar�n en su estado de falta de arrepentimiento.

�Acaso puede existir un cristiano no arrepentido? B�blicamente, para ser cristiano, uno debe arrepentirse y creer; un creyente en Cristo es uno que se ha arrepentido del pecado. �Qu� pasa, entonces, con los profesos creyentes que viven en pecado sin arrepentirse? Lo m�s probable es que no sean salvos; son meros profesantes, sin la obra del Esp�ritu Santo en sus corazones. El ap�stol Juan lo dice sin rodeos: “Si decimos que tenemos comuni�n con �l, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad” (1 Juan 1:6). La otra posibilidad es que las personas que dicen ser salvas y viven en pecado sin arrepentirse son salvas, pero act�an en desobediencia, y en ese caso su falta de arrepentimiento es una dureza de coraz�n temporal, y la disciplina de Dios eventualmente los restaurar� a la comuni�n (ver 1 Corintios 5:1-5).

El pecador no arrepentido necesita escuchar las buenas noticias de la salvaci�n de Dios. La bondad de Dios lleva a las personas al arrepentimiento (Romanos 2:4), y �l es un Dios paciente y tolerante. Los cristianos deben confesar sus propios pecados, orar por los que no se arrepienten y evangelizar a los que no son salvos: “que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quiz� Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que est�n cautivos a voluntad de �l” (2 Timoteo 2:25-26).

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